Carmen Gutiérrez Herrera
Al llegar a la escuela
uno de los primeros contactos que tengo es con una columna en los
bajos del rectorado. Vestida con pancartas que enuncian actividades
fuera del campo docente, forma YA parte importante del diarismo y de
la vida de los estudiantes.
Supongo que lo mismo le
pasa a muchos universitarios, que como yo, hacen de este caminito su
tránsito al salón de clases.
Pero por qué todo
esto??? En este curso es impresionante el cúmulo de opciones que
invaden la columna; mis ojos quedaron admirados vagando entre
talleres, peñas, paneles y encuentros que reviven lo mejor de la
vida social universitaria, que consolida la hibridación de personas
de diferentes carreras por afinidades propias de su personalidad,
gustos y complacencia más allá del intercambio educativo en el roce
entre libros y seminarios.
Definitivamente extensión
universitaria se encuentra en uno de sus mejores momentos de la mano
de su director Víctor Hugo, profesor de esta carrera , excelente
profesional salido del seno de nuestra casa de altos estudios y una
de esas personas que lleva en altas dosis la cultura impregnada en
las venas transmitiéndola a todo el mundo como algo contagioso a
través de su infinito conocimiento.
Lo cierto es que este
poder está llegando a todos como red invisible que despierta los
talentos, las pasiones.
La artes: teatrales,
plásticas… la música, contextualizaciones de la sociedad, hasta
la teoría y conocimiento que todo encierra, está mejor representada
que nunca por jóvenes que si bien tienen una arraigada vocación
para definirse como profesionales, desprenden de sí muchas
tendencias artísticas valiosas, dones, aptitudes dominio y
cualidades para dichas artes que figuran de manera continua en sus
acciones.
Este año, el decir esto
llena de júbilo a cualquiera con un pensamiento visionario. Santiago
de Cuba, la provincia más caribeña del país se enorgullese al ser
sede, desde la Universidad de Oriente, del Festival Nacional deartistas aficionados. ¡La oportunidad se nos ha servido! Tras
habernos visto obligados a la renuncia hace dos año por los daños
causados por el ciclón Sandy, en esta ocasión no hay quien nos
quite el privilegio. En la universidad, las condiciones se crean con
fuerza, el espíritu se nutre y ramifica, todo depara en una
representación estupenda con la originalidad que nos caracteriza.